miércoles, 2 de noviembre de 2011

Dinámica de Grupo


Visualicen esto: el tipo se compra un pantalón y un par de zapatos, se sienta frente a la computadora y se lee varios posts, ensayos y videos sobre "venta", "marketing", "pitching" y "ONGs", , se afeita y se corta el pelo, se perfuma, se pone la camisa por dentro del pantalón, desayuna liviano, evalúa de dónde obtendrá más energías (jugo de naranja, un sandwich o un durazno; nunca las tres), después se toma un té de tilo cargado para calmar los nervios y, por fin, sale. Todo un Señor Blandito. ¿A dónde va? A una entrevista de trabajo. No es la primera, pero (si dios quiere) será la última (al menos por ahora). Nunca sabe lo que le espera. Está al tanto de que existe una cosa llamada "dinámicas de grupo" (la del método gronholm), y sabe que no le gustan (por eso el tilo). Tiene un título, sí, uno de esos que no sirven para nada, menos que menos para estos puestos a los que aspira. Quiere el trabajo, pero no sabe como demostrarlo, cómo decirlo. El único jefe que tuvo le dijo que por fin haría aquello que nunca hizo: trabajar. Por fuera -y en 3/4 de adentro- él se ríe, pero ese 1/4 restante no está seguro si el jefe se lo dice en serio o no; y lo que es peor: no sabe si es cierto o no. Quizá lo que hizo hasta ahora no fue trabajar, fue otra cosa, algo de todo lo que solemos hacer. ¿Qué cazzo sabe él?

Llega y entra a la sala de espera con revistas de mierda. Hay más gente: es una dinámica de grupo. Todo se demora, va lento. Como no es la primera que hace sabe -en realidad no sabe, supone- que lo que tiene que hacer en esas dinámicas (dado que el trabajo es de cara al público y se trata de conquistar gente) es mostrarse relajado, desenvuelto y dispuesto a participar. De todos modos, cuando le toca presentarse, su voz le tiembla. ¿Acaso eso significa algo? Trata de mostrarse más cómodo de lo que se siente. Le dan una hoja que le hace preguntas: trata de ser honesto, pero no sabe si lo es. Se pregunta cuándo fue que decidió que ser él mismo (como si eso fuera fácil) en esta situación (la dinámica de grupo) no era lo más conveniente. Se acordó de su primera entrevista (alguna semana atrás) y siguió contestando. Piensa que este trabajo (a pesar de que el no lleva el pelo corto, que acostumbra dejarse la barba, no usa la camisa por dentro del pantalón -de hecho no usa ese tipo de pantalón ni ese tipo de camisa, ni zapatos-, pese que no le interesa las "ventas", los "pitchings" y sospecha en 2/4 partes de su adentro que todas las ONG curran por algún lado) es para él, que lo haría bien y hasta podría disfrutarlo.

Mientras el "líder de grupo" explica el trabajo y hace preguntas, cada vez que responde se pregunta a sí mismo si le ha significado un punto a favor o en contra. Cree que tuvo más puntos a favor que en contra, pero no está seguro, no tiene forma de saberlo. Al parecer ahora vendrá una entrevista personal, se relaja un poco. "Tengo que ser honesto", piensa con respecto a lo que tiene que hacer allí dentro. El primero de los seis con los que comparte mesa pasa a la entrevista y mientras conversa con los demás, piensa en que serían un lindo grupo (el trabajo también sería grupal), que en las entrevistas anteriores había más una cosa de comerse al de al lado y que acá no lo hay tanto. También piensa que quizá, si habla lo suficientemente fuerte, el "líder de grupo" escuche que están conversando (que él está conversando) y que es bueno para este laburo. Quizá, ahí, conversando con esta gente (y omitiendo el retorcido pensamiento anterior) se siente cómodo, le interesan las personas con las que charla y se olvida (mentira) de la entrevista. El primero en tener la entrevista en solitario ya se había ido y la segunda estaría por salir. El primero, hasta donde pudo ver, salió con una especie de formulario en la mano. La segunda no. El formulario es la posta, pensó.

Pero a él, cuando salió de la entrevista individual, no le dieron el papelucho ese (podía ser cualquier cosa, no tenía por qué ser el papel de la verdad). El "líder de grupo" le dijo que lo llamaban en la tarde, pero él no le creyó porque no le había dado el papel (en ese momento no pensaba todavía que el papel ese podía ser cualquier cosa, estaba convencido que era la posta), entonces le preguntó, confundido: "Pero... ¿me llaman?". "Sí, sí, estate atento al móvil que te podemos llamar esta tarde". Qué jodido tenía que ser el "líder de grupo" para decir eso y ya saber que el tipo no quedaba. Pero también, él ya sabía que esta gente dice cualquier cosa con tal de que uno no se ponga a llorar y suplicar. Vamos, que ellos están trabajando.

No lo llamaron. Al hacerse la noche y saberlo con certeza deseó, después de que el "líder de grupo" le dijera que quizá lo llamaban en la tarde, haberle dicho: "Me estás mintiendo". Y cuando se quedaba un poquito más con el pensamiento, para ser un verdadero campeón, agregaba: "Pero entiendo que es tu trabajo". Y si se quedaba un poco más todavía imaginaba que el tipo (ahora sin el riesgo de que el tipo pudiera estar diciendo la verdad, ahora, seguro de que el tipo estaba mintiendo), imaginaba, como decía, que el loco se sorprendía por la inmensa capacidad de observación de él -que descubrió la mentira- y, como no podía echarse atrás en ese momento, lo llamaba en la tarde y entonces todo se pone confuso. Pero conseguía el trabajo.

Y ahora es el momento de decir lo obvio: que el tipo soy yo. Y explicar lo que me frustra, además de todo lo que es obvio que me frustró. Me frustra la impotencia de ni siquiera saber qué es lo que hice mal, por qué van tres "dinámicas de grupo" que concluyen que no estoy apto para lo que buscan. Y esta de hoy me frustra particularmente porque, pese a todo, creo que podría haberlo hecho bien. Al menos hubiese puesto todo por hacerlo. Pero ni la chance tuve y ya está y esto es el mundo, es así. A llorar al cuartito.

Digamos que este es mi cuarto y este mi llanto. Así que os lo digo: esto es una mierda.

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