miércoles, 20 de julio de 2011

Thought of You



'Thought of You' de Ryan J Woodward

Richard Feynman


Gracias a Lucio Blazz por compartir sobre Richard Feynman, un científico con buena pinta de loco que se preocupó por muchas de las cosas de la vida, entre ellas la educación, de la que nos venimos preocupando por acá.
Todos nos entristecemos cuando pensamos en las maravillosas capacidades que parecen tener los seres humanos y contrastamos dichas capacidades con los pequeños logros conseguidos. Una y otra vez la gente ha pensado que podríamos hacerlo mucho mejor. Quienes vivieron en el pasado tuvieron, en la pesadilla de sus tiempos, sueños para el futuro. Y aunque muchos de aquellos sueños han sido superados, nosotros, que somos su futuro, tenemos sueños en buena parte parecidos. Nuestras esperanzas para el futuro son en gran medida las que se tenían en el pasado.
En algún momento se pensó que las posibilidades que tenían las personas no se habían desarrollado porque todos eran ignorantes, y que este problema se solucionaría con la educación: si todas las personas recibieran instrucción, quizá todos podríamos ser Voltaire. Pero resulta que la falsedad y el mal pueden enseñarse tan fácilmente como el bien. La educación es una fuerza poderosa, pero puede funcionar en una dirección o en otra. 
Yo he oído decir que la comunicación entre naciones debería llevar a una comprensión y, por lo tanto, a una solución al problema del desarrollo de las capacidades del hombre. Pero los medios de comunicación pueden ser controlados y sofocados. Lo que se comunica pueden ser tanto mentiras como verdades, tanto propaganda como información real y valiosa. La comunicación es una fuerza poderosa, pero puede serlo para bien o para mal.

Sister Sunshine



martes, 12 de julio de 2011

Beatles

Dresde


En 'Matadero Cinco' Kurt Vonnegut tomaba una de sus vivencias más terribles y uno de los eventos menos publicados y más devastadores de la Segunda Guerra Mundial como parte de una entramada historia de ciencia ficción. Allí representaba, de algún modo, la atrocidad máxima de la que es capaz el hombre. 

El siguiente texto es el mismo bombardeo que se narra en 'Matadero Cinco', el bombardeo de Dresde. Algunos sucesos, como era de imaginar, fueron narrados tal cual en el libro. Pero aquí, en esta crónica, se hace más palpable todavía la barbarie a la que estamos condenados por nuestra condición de humanos.

Y se me hace imposible no parar de preguntarme: ¿cómo es posible seguir viviendo en sociedad después de presenciar algo como esto? No es posible, y por eso 'Matadero Cinco'.
It was a routine speech we got during our first day of basic training, delivered by a wiry little lieutenant: “Men, up to now you’ve been good, clean, American boys with an American’s love for sportsmanship and fair play. We’re here to change that.
“Our job is to make you the meanest, dirtiest bunch of scrappers in the history of the world. From now on, you can forget the Marquess of Queensberry rules and every other set of rules. Anything and everything goes. 
“Never hit a man above the belt when you can kick him below it. Make the bastard scream. Kill him any way you can. Kill, kill, kill – do you understand?” 
His talk was greeted with nervous laughter and general agreement that he was right. “Didn’t Hitler and Tojo say the Americans were a bunch of softies? Ha! They’ll find out.” 
And of course, Germany and Japan did find out: a toughened-up democracy poured forth a scalding fury that could not be stopped. It was a war of reason against barbarism, supposedly, with the issues at stake on such a high plane that most of our feverish fighters had no idea why they were fighting – other than that the enemy was a bunch of bastards. A new kind of war, with all destruction, all killing approved. 
A lot of people relished the idea of total war: it had a modern ring to it, in keeping with our spectacular technology. To them it was like a football game. 
[Back home in America], three small-town merchants’ wives, middle-aged and plump, gave me a ride when I was hitchhiking home from Camp Atterbury. “Did you kill a lot of them Germans?” asked the driver, making cheerful small-talk. I told her I didn’t know. 
This was taken for modesty. As I was getting out of the car, one of the ladies patted me on the shoulder in motherly fashion: “I’ll bet you’d like to get over and kill some of them dirty Japs now, wouldn’t you?” 
We exchanged knowing winks. I didn’t tell those simple souls that I had been captured after a week at the front; and more to the point, what I knew and thought about killing dirty Germans, about total war. The reason for my being sick at heart then and now has to do with an incident that received cursory treatment in the American newspapers. In February 1945, Dresden, Germany, was destroyed, and with it over 100,000 human beings. I was there. Not many know how tough America got.

Mapa de África en 1554

sábado, 9 de julio de 2011

Notas para una crítica de 'Cars 2'


No voy a hablar tanto de la película sino pasar a texto un par de ideas que, a mi ver, justifican que esta película sea el primer fiasco de Pixar.

El director de 'Cars 2' es John Lasseter, co-fundador de Pixar quien, además de dirigir varios de los primeros y geniales cortos de la compañía, fue el responsable de la 'Toy Story', de salvar la 'Toy Story 2' (que cuando él se sumó apuntaba a ser un desastre, según dicen) y la primera de 'Cars'. Estas tres películas me gustan, me parecen buenas películas y sobre todo por una razón: tienen alma. Lasseter fue el primero en decir, dentro de Pixar: "it's all about the characters". Esta fue, en sus 25 años de vida, la característica esencial de las película de Pixar: los personajes tenían carácter y objetivos fuertes, asociados a su personalidad; los sucesos tenían sentido y se conectaban haciendo crecer, girar o modificar ese sentido; el tema o el planteo de la película (que siempre es claro en las películas animadas) se desprendía del relato, como si siempre fuese el relato el disparador de todo y no a la inversa.

En 'Cars 2' todo parece surgir del deseo por poner a las personalidades ya definidas e inalienables de los protagonistas de la uno, a viajar por el mundo, cruzarlo con una intriga de espías, y aprovechar para meter un comentario sobre el petróleo y las energías alternativas. La cantidad de cosas que se muestran "porque sí" en los primeros 40 minutos de Pixar (eso fue todo lo que soportamos), da lástima.


Había razones para desconfiar de 'Cars 2', es cierto, pero eran casi iguales a las razones para desconfiar de 'Toy Story 3', que resultó buenísima. La primera razón es que las secuelas de las películas de animación tienen parte del laburo hecho: no hay que trazar y modelar a todos los personajes, que ya fueron hechos para la primera entrega; no hay que definir una estética. Esto explica por qué Dreamworks sacó 4 o 5 Shreks y ahora saca 'El Gato con Botas', o hace spin-offs de los pingüinos de Madagascar y etcéteras. El resultado de estas ecuaciones es espeluznante, porque la ventaja económica recae sobre la espectacularidad de los escenarios, del render y el realismo de todo el artilugio, pero no en componer un drama o una historia interesante. El éxito está asegurado por el éxito de la primera, y los niños son los primeros en caer en la trampa.

"Casi iguales" y no "igual" eran las razones para desconfiar porque 'Toy Story 3' tenía dos ventajas sobre Cars: 1. los personajes eran mucho más interesantes. 2. era el debut de un director novel en una de las compañías más divertidas del mundo. No es menor. 'Toy Story 3' tiene todo el sentido ya que narra el momento en el dueño de los juguetes creció, ya no juega con ellos y entonces los macacos viven el conflicto de no saber qué va a ser de ellos, o sea, sufren una crisis existencial. En Cars no existía semejante sentido. ¿De dónde sale la idea de mezclar los personajes de Cars con una historia de espías internacional? Nada de la esencia de la primera invitaba a esto. El primer destino del 'Mundiale Grand Prix' -por medio del cual se acopla el mundo de las carreras con el de los espías- es Tokyo; y eso huele mal. Cuando una película pone a los personajes que llegan a Tokyo a mirar el colorinche de la capital nipona -y más si se trata de una animación- la intención parece ser más la pirotecnia que otra cosa. Como decía David Mamet, esas películas nos devuelven al estado de espectadores primitivos, sorprendiéndonos porque el tren se nos viene arriba en la pantalla. Sumale el 3D y todo se vuelve más tentador, para mal.

Y esta secuela la dirige John Lasseter. En un principio eso podía ser bueno (por lo dicho más arriba), pero hoy no. Lasseter es el responsable ejecutivo de la Walt Disney Animation Company, produce algo así como 5 películas al año... Desde el 2001 sacó cuanta pavada se le ocurriera con los personajes de Cars, a cual peor. Es decir, sus grandes logros como director fueron hace muchos años. Hoy es más un empresario y un productor que un director.



Y eso se siente feo en la película. Porque su talento es claro, pero acá está aplicado al esplendor, a la grandilocuencia de mostrar las ciudades (yo llegué a ver 2 ciudades, pero el poster promete varias más)... Comparemos con Ratatouille por ejemplo: que Remy saliera y se encontrara en pleno Paris no tenía como único objetivo que dijéramos "hay che, pero qué bien hecho que está Paris, que coqueto"... Paris era la ciudad del Gusteau, a quien Remy idolatraba; era la ciudad de la comida y de las oportunidades, donde el ratón-héroe desamparado ahora debía salir a buscar sus propias oportunidades en la vida, solo. Cuando Mate y Rayo McQueen llegan a Tokyo lo único que sucede es: "oh, qué impresionante las luces... Qué bien hecho está...". Narrativamente, 'Cars 2' es desastroza, episódica del peor modo, porque a cada rato deja atrás lo que acaba de pasar. Es una película para espectadores formados por la televisión, a quienes no les importa tanto como se hilvana todo sino que pasen más cosas más espectaculares.

Y ta, dejo por acá porque me tengo que ir a laburar... Pero ta. Es una lástima. 25 años después de pura gloria, Pixar nos regala una de las peores películas digitalmente animadas que se hayan hecho. En serio. 'Vecinos Invasores', con toda su demagogia y humor poca-cosa, es infinitamente mejor. Muy triste.

viernes, 8 de julio de 2011

Nº1: 'Soylent Green'


Por alguna razón Richard Fleisher no es uno de los directores clásicos más nombrados. Quizá porque pertenece a esa generación de realizadores que vieron la muerte del cine de estudios, entre los que se prefirió recordar a John Huston (de quien sólo recuerdo con entusiasmo 'Mientras la Ciudad Duerme') o Stanley Donen antes que tipos geniales como Sam Fuller, Don Siegel o el propio Fleischer.

Pero a diferencia de Fuller o Siegel -tipos duros, más personales y reventados, de la sepa de Raoul Walsh- Fleischer es más como Howard Hawks, por tratarse de un director versátil, que atravesó todos los géneros, con un espíritu mucho más humanista que combativo. Quiero decir que Fuller o Siegel fueron tipos que reventaron la forma clásica a partir a de la década del '50, mientras Fleischer (que en el ocaso de su carrera filmó cosas como 'Conan, el bárbaro' -con el mismisimo Arnold Schwartzeneggerst-) siempre se mantuvo dentro de los lineamientos del clasicismo hollywoodense; su magia, como en Hawks, surge más de la impecable coherencia narrativa, la mirada humana sobre los sucesos y los personajes que retrata, y de un dominio excepcional de las herramientas básicas del cine.

Por ahora vi tres película de él. '20.000 Leguas de Viaje Submarino' (1954), una aventura de la Disney, me pareció profundamente olvidable y aunque se podía apreciar la destreza de Flesicher, la película envejeció mal a las claras y lo que tuvo de esplendor y aventurezco en su momento, lo perdió. Pero fue cuando llegué a 'Narrow Margin' (1952) cuando pude ver toda su magia. La historia de un policía que debe transportar a una testigo -la esposa de un mafioso- a través de EE.UU en tren para que declare en Los Ángeles, es el disparador para una historia claustrofóbica y tensa, donde el policía no puede confiar en nadie y su moral tiene que resistir todo tipo de presiones por el cumplimiento de un deber cuyo bien cada vez se vislumbra con menos claridad. Cine negro puro y refinado al máximo.

Pero es con 'Soylent Green' (1973), quizá su última gran película, que descubrí que Fleischer es uno de los grandes en serio. Me importa un bledo que entre sus más de 50 películas puedan encontrarse bodrios soberanos. 'Soylent Green' es una obra cumbre, maestra, que pone arriba de la mesa algunos de los temas más significativos de la actualidad: la contaminación, el corporativismo y la explotación del hombre, a puro cine y emoción. No hay banderas ni panfletos, todo surge del relato. Y a diferencia de lo que pasa hoy, no hay efectos especiales, ni nada de eso; como dije, Fleischer era un clásico y 'Soylent Green' perfectamente puede confundirse con una película de fines de los '50 o principios de los '60. Es una película de estudio clásica que alcanza la profunda majestuosidad de '2001: Odisea del Espacio'. Y el horror... El horror que narra hace que se vuelve inexplicable por qué llegué hasta los 25 años sin que nadie me la nombre.

Este video es la parte 1 de toda la película... Pero lo posteo sólo para que vean la secuencia inicial, hasta la aparición del título. Acá pueden ver en youtube la secuencia inicial (que no me dejó insertarla).

jueves, 7 de julio de 2011

Segundo Suicidio Digital


Acabo de cerrar mi cuenta de Twitter. Es mi segundo suicidio cibernético en lo que va del año. Hará 5 meses que me maté en Facebook.

Quería comentarles que en ningún lado de internet me siento tan cómodo como acá. Tenía Facebook y Twitter cuando arranqué con este blog, pero este (junto al Google Reader) pasó a ser el único sitio donde siento que realmente me comunico e intercambio cosas que valen algo. En las Facebook sí, me comunicaba con gente que no me comunico de otro modo, pero el precio de esas comunicaciones era al menos una hora perdida en el inmenso mejunje de mierdas sin interés. Twitter es mejor de cierta forma, sobre todo por la opción de seguir a quien se quiere, con lo que te podés mantener al tanto de lo que postean gentes interesantes como Nacho Vigalondo, o gente no interesante pero que te genera curiosidad lo que postean como el guapo Larrañaga (cuyo nombre de usuario es "guapolarrañaga").

Pero creo que el blog es el único sitio donde los intercambios no se pierden en la nada o en el todo... Y eso me gusta. Por mi parte, acá estoy yo y esta es mi (única) red social cibernética. Salud, amigos.

Time goes by on Times Square





Mapa de Estereotipos


Is there life after dead...

Bring me the Head of Alfredo García

Saw with the Wind

martes, 5 de julio de 2011

Man's Tongue

A tough guy with a heart


Un militar norteamericano cascarrabias sobrevive a la masacre de su pelotón y es salvado por un niño surkoreano que le pide para ir con él. El norteamericano se resiste pero termina aceptando; le manda calzarse con los zapatos de algún compañero muerto, agarrar un arma y agacharse cada vez que se lo indique. Al adentrarse en el campo se encuentran con un enfermero negro y, después, con un pelotón dirigido por un teniente medio incompetente, que buscan llegar hasta un templo donde le ordenaron hacer guardia.

El militar cascarrabias es un experto de la infantería y el teniente le pide que se les una. El militar, que quiere irse de la guerra de una vez y su herida en la pierna se lo permitiría, se rehúsa; pero al separarse, unos disparos lo obligan a socorrer al pelotón. Entonces accede a acompañarlo.

Esta es su llegada al templo.



Lo que más me emociona, además de la magnífica entrada al templo, es esa particular mezcla de comedia y poesía que sucede cuando el cascarrabias manda a todo el pelotón muerto de cansado a entrar las cosas ("Come on. On your feet. Unpack those mules") y después se acerca al niño para pedirle lo mismo, pero con un cuidado y respetuoso cariño.

A tough guy with a heart.

A long, long time ago...


...In a galaxy far, far away...