El jueves a última hora mandé la siguiente carta a la sección Ecos del diario El País con la esperanza de que se publicara el viernes o el sábado. Pero no se publicó, desconozco las razones. Acá está:
Escribo sólo para hacer un par de comentarios sobre el asunto de la legalización de la marihuana. Como consumidor, estoy a favor de la legalización; pero me preocupan y quiero remarcar dos cosas.1. Desconozco las razones que llevaron a definir que son ocho las plantas que se podrán cultivar y si me apuran digo que me parece un poco exagerado... Pero quiero remarcar dónde es que para mí está el acierto del auto-cultivo. Es muy diferente comprar marihuana en una boca, comprarla en una farmacia o yuyería a tener que cultivarla. La razón más sólida del autocultivo está en que obliga al consumidor a atravesar un proceso, cuyo resultado es fumar su planta. Este proceso está directamente relacionado con el "pegue" de la marihuana, que muchas veces consiste en una fascinación coherente y real sobre el mundo y la existencia del hombre. Quiero decir que el consumo legal de la marihuana tiene que estar relacionado con el proceso de gestar una vida e iniciar un ciclo que culmina con el fumarla. Este es un valor importante de la legalización (además de quitarle poder a los traficantes): "obliga" al consumidor a atravesar un proceso que está relacionado con generar vida, con tener paciencia, con asumir un compromiso a largo plazo en virtud de un objetivo, cuidarla, regarla, etc.2. Lo otro que me preocupa, desde el otro extremo, es que a la marihuana o se la adora o se la aborrece. Los defensores hacen de cuenta que es una droga blanda y que "no pasa nada"; y los detractores despliegan toda su artillería de argumentos psicoclínicos para refutarla.Yo tengo que decir que la marihuana fue y es uno de los grandes placeres que consumo, y que bajo sus efectos descubrí cosas valiosas para mi vida personal y profesional... Pero también, estoy seguro, fue su pegue la que exacerbó momentos de psicosis, depresiones pesadas, "malos viajes" y pires. Muchos defensores me dicen que eso me sucede a mí, que no es la droga, y es cierto; pero la droga, en esos momentos, empeora mucho las cosas. Sucede que muchas veces, cuando los psiquiátras y demás hablan de estas cuestiones lo hacen con términos como "trastorno por pánico", "síndrome de desmotivación crónica", "esquizofrenia", etc. Esas palabras no ayudan en nada y generan rechazo en todos los consumidores.Legalizada, tendrá que ser responsabilidad del Ministerio de Salud Pública el sacar hábilmente al porro de la bolsa de basura en la que tienen a todas las drogas y promover (y discúlpenme que lo diga, pero sí...) el consumo responsable. Informar hábilmente -reitero- que un porro a veces no ayuda para nada, sino que jode.Creo que contempladas estas coordenadas, recién entonces, podríamos hablar de una legalización seria y responsable."
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