sábado, 26 de febrero de 2011

A propósito de los Coen


Vi en una sala de cine 'Temple de Acero' y no me quejo. La película es tan liviana como una de Disney de principio de los '60, pero se disfruta como pocas películas major de hoy en día. Un blog amigo publicó esta crítica, de Diego Trerotola para El Amante, que aporta mucho y de un modo hasta poético, sobre estos hermanos-directores. 

Nada. Y de eso trata el cine de los Coen. En un primer intento de hurgar en su archivo visual, de esa nada se podrían extraer varias imágenes ejemplares: la hoja en blanco de Barton Fink o las nieves eternas que borran el paisaje de Fargo. Son válidas hasta cierto punto, porque además de decepcionar por su obviedad, son sólo excepciones de un cine más bien recargado de situaciones, personajes, estéticas. Porque los Coen ya arrastran con una serie de películas que ofrecen bastante, y multiplican demasiado, para sostener tan fácilmente que su recurrencia es la nada: hay comedia lunática, film noir recargado, dramas absurdistas [sic], películas de época, adaptaciones literarias, etc. Pero igual, antes de seguir, conviene diferenciar la nada del vacío, como dos cosas bien distintas. El de los Coen es un cine más bien empachado, al límite de su capacidad, colmado, muy lejano a cualquier vacío; nunca una película de la dupla se exhibe raquítica, despojada.

Me llama la atención cierta relación con algunas ideas -muy disparatadas algunas- que escribí hace un tiempo, en otro blog, a propósito de 'Quémese Después de Leerse':

Hay una nueva frialdad en los Coen. Ya en 'Sin Lugar para los Débiles' se palpitaba que, pese a lo vernáculo y humano de la historia, a los Coen no les interesaba específicamente lo narrado: ni el psicópata, ni Moss, ni el Sheriff. El personaje se va y no importa a dónde. Parten de ahí buscando mostrar un lugar donde no hay alternativas: quizá en el pasado o en los sueño, pero no allí. Lo narrado es el lugar, ese espacio sin oportunidades, seco [o nulo]. Por esto, estaban interesados en la forma fílmica y en los recursos cinematográficos y de puesta en escena que les permitieran acceder a ese terreno de la humanidad, quizá a una era. Ese era su propio desafío. Un poco frío, pero genial. Y por eso esa sensación de derrota después de ver 'Sin Lugar Para los Débiles'.

Ahora pienso que quizá, lo que yo llamaba "nueva frialdad" no tenía mucho de "nueva" (tendría que revisarlos). Homero Alsina Thevenet escribió (yo lo leí en 'Más Notas Sobre Cine') sobre 'Simplemente Sangre' y plantea algo que resulta también coherente con esta línea de pensarlos:

Pero una vez admitido que la propuesta temática es menor [o nula], no parece en cambio una exageración señalar que ha sido notablemente pensada y realizada. Los Coen han urdido una trama muy ingeniosa (...) A Hitchcock le habría gustado. Lo asombroso es que todo ello aparezca narrado con tan escasos diálogos, con tanta fuerza y concisión, con tanta habilidad de fotografía y montaje.

Habla un poco de lo mismo. Y si me sigue pareciendo que 'Quémese Después de Leerse' es la versión despreocupada del mismo nihilismo ostentoso de 'Sin Lugar para los Débiles'. Ahora me parece que 'Un Hombre Serio' puede ser una de las mejores películas que salieran de Hollywood en los últimos diez años. O no, y es sólo otro retrato de Nada.

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